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Noches de insomnio

No, no dejo de pensar en qué hubiera pasado si me hubiese quedado con ella. Ella era mía y yo de ella, pero dejamos de ser la una para la otra hace mucho tiempo. Si nunca hubiese traicionado la confianza que le tenía, posiblemente a día de hoy seguiríamos siendo algo.  Ella era especial para mí, mi primera relación seria con una chica. Tuve mis líos de una o dos noches con otras, pero con ella, no sé en qué momento ocurrió, sencillamente me enamoré y sentí que debía protegerla.  Mis amigos solían decirme que no me veían con una chica "así". Yo suelo pensar que nadie es perfecto, aunque digan de mí que soy sexy o guapa, no me considero perfecta tampoco. Ella, era una chica sencilla, no es la típica chica buenorra, pero a mí me gustaba. Para mí lo realmente perfecto se encuentra dentro de la imperfección, eso sí realmente es perfecto.  Me encantaba tener su cintura entre mis manos, delgada, bajita, de pelo rizado y con una 80 de pecho, de esos pechos que te caben en una man...

Desesperada

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Enredada entre mis pensamientos perversos y desesperados Me sentía con demasiadas ganas de él, hasta el momento me siento todavía mojada cada vez que pienso en esos momentos de lujuría y excitación masiva. Mi cuerpo lo ansía, mis partes le gritan desde lejos; "¡Ven, ven a mí!" És tanto el desespero que hasta mis sueños agita, aparece en todos ellos y mi clítoris lo aclama, aclama a su lengua viporina. És tal la magnitud de mis deseos, que siempre termino tocándome al pensarle hasta explotar y humedecer mis dedos de una cantidad de flujo inmensa. Me encantaría tener su cuerpo aquí y ahora, no paro de estar enredada entre mis pensamientos perversos y desesperados de volver a tenerle entre mis sabánas.  En mis sueños aparecemos haciendo el amor en todos lados; en la ducha, en la cocina, en la sala de estar, en el salón, en la cama, en el sofá, de pie, sentados, incluso en la playa (dentro y fuera del agua). Cuando sueño, nos veo haciendo todas las posturas que más nos gustan y m...

Provocando a la fiera

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Sonó el timbre del portero, abrí ansiosa la puerta. Y con mirada pícara me asomé lentamente y él al verme sonríó, se acercaba a mi paso a paso, nuestras miradas cómplices ya sabían qué nos estábamos insinuando.  Nuestros cuerpos se llamaban mutuamente atrayéndose entre si y al encontrarnos frente a frente nuestros brazos se unieron abrazando el cuerpo del otro sumergiendo nuestras bocas en un núcleo que comenzaba a hacer temblar el piso. Entramos y al cerrar la puerta seguimos devorando nos sin cesar. Mientras tanto nos dirijiamos al dormitorio y una vez allí me empujó salvajemente a la cama. Provocando en mi una sensación indescriptible. Me retiró los pantalones y el jersey, él seguidamente se quitaba la ropa mientras me miraba a los ojos. No le aparté la mirada ni un segundo, le dije << ven, comeme...>>. Gateó desde mis pies hasta llegar a mi boca, nos fundimos al rozar nuestros cuerpos desnudos, fuimos los más débiles ante el placer de la noche. Cualquiera se hub...

Humedad exquisíta

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  Era de noche y hacía frío, mi cuerpo buscaba calor. Me tumbé en el sofá cubriendome con las mantas, pero no era suficiente. Comencé a pensar en las ganas que tenía de que volviese mi marido a casa, para que me diera calor, su cuerpo acostumbra a estar siempre en caliente. Y cuando llegaron esos pensamientos a mi cabeza, comencé a recordar cosas bastante húmedas, cosas que comenzaron a ayudar a que entrase en calor. Recordé lo mucho que me fascina cuando tengo a mi marido entre mis piernas, en esos momentos en los que su boca humedece mi clítoris y comienza a excitarme.  Me puse tan caliente, que me levanté del sofá y fuí a la habitación. Abrí el cajón de mi mesita de noche y saqué mi consolador favorito, 18cm con una cabecita de conejo para estimular el clítoris y vibración de tres velocidades, color rosa. Lo encendí directamente en el tres, comencé a acercarlo lenta y suavemente hacia mi clitoris. No tardé en sentirme húmeda, así que comencé a deslizar lo hacia el orificio...